Me Llama José Ignacio, desde Alicante.
Acaba de pasar en Costa Rica y Nicaragua dos meses: noviembre y diciembre, hasta pasadas las fiestas de Navidad, con Gloria y ahora han regresado los dos a Alicante. Rodolfo, que también estuvo con ellos, se volvió antes.
Han estado diez días en Granada (Nicaragua). Llegaron y pidieron habitación para una noche. “¿Sólo una noche?” les preguntó sonriente el recepcionista del hotel. Al día siguiente repitieron la escena, y así varios días, hasta que decidieron quedarse, sin prisas.
Granada es una ciudad colonial española, hecha de calles adaptadas a meridianos i paralelos, levantada en la ribera del lago de Nicaragua (extenso como media provincia de Burgos), y de unos cincuenta o sesenta mil habitantes. Todas las casas conservan la apariencia de las originales. Cuando se reconstruye una de las viejas, se conserva la fachada tal y como era. Todas las casas son de planta baja, o todo lo más, con una altura adicional. La ciudad, por lo tanto, es extensa y poco concentrada. Tranquila y de buen vivir. "Un amor a primera vista". Dentro de pocos años celebrarán los quinientos de su fundación. La gente es "sencilla" i tranquila. La "Contra" i las luchas armadas han pasado a la historia. La religión sí que está presente a cada paso. En el autobús puede leerse "… este autobús llegará, si Dios lo permite…". El taxista lleva inscripciones similares, encomendándose a cualquier virgen de nombre rocambolesco, … Apenas se bebe vino en las comidas, ni mucha cerveza. Todo son zumos de frutas, que se exprimen al momento, si se puede. Pero, a veces, el camarero tiene que hacer cuatro viajes a la cocina, antes de servir el zumo pedido o no pedido, porque de esto no hay y de lo otro tampoco. Un irlandés espabilado se ha montado un "chiringuito" donde se pueden comprar todos los zumos homologados, que tiene inscritos en una pizarra e identificados por números correlacionados con su imagen correspondiente, para que no exista obstáculo para pedirlo aunque no se sepa inglés, la lengua extranjera dominante. Hay también bastantes negocios regentados por catalanes.
Se plantea la adquisición de un "condominio" (vivienda adosada) en la primera urbanización que se ha acabado de construir en Granada. Es solamente de nueve viviendas y ha podido escoger, porque es el primer cliente. "Mi hijo, cuando se lo he dicho, se ha echado las manos a la cabeza".
Las casas rehabilitadas pueden encontrarse por 155 a 180 mil dólares (mucho más barato que en España, entonces). El sueldo diario de un peón es de 2 €. Por esto las nuevas viviendas son patrimonio de los turistas. Una habitación de hotel cuesta 180 € y una "cabina" en una pensión cutre, 12 ó 15. Un peso viene a ser 1/20 de $. Un protésico dentista gana 1.200 € al mes y es el rey.
Nicaragua es boscosa, como el país vasco, pero con unas temperaturas de 20 a 32 grados, entre la noche y el día. Hay poca diferencia entre el verano y el invierno. Las máximas temperaturas se registran entre marzo y abril. El horario es de cinco y media de la mañana a cinco y media de la tarde. No hay cambio de horario, y solamente habrá media hora de diferencia en la duración del día. "Llueve caliente". "Nos bañamos un día, dejando la ropa en la playa, bajo un paraguas".
El paso de la frontera entre Nicaragua y Costa Rica es como en una película de Indiana Jones. El puente está limitado a treinta toneladas y parece mentira que pueda soportar tanto peso. La entrada se hace mediante una cola inmensa de personas que esperan el turno. Un "nica" (nicaragüense) que sabe de qué va, se ofrece para hacerles entrar rápidamente por la módica cantidad de diez euros por cabeza. Cerca de ellos, una pareja inglesa, que ya llevan un buen rato en la cola, se deciden y le pagan lo que les pide. El "nica" les lleva hacia adelante y les deja cerca del inicio de la cola. Nadie de los demás que esperan dice nada. Ya se sabe que solamente pueden adelantarse quienes tienen dinero.
Costa Rica es selvática. Está más "maleada". Es menos virgen que Nicaragua. En Jacó (Costa Rica) hay una playa en la que se ha construido un edificio de diez pisos. Y la gente de allá prevé la inminente llegada de cinco mil "nicas" (currantes), para las anunciadas nuevas urbanizaciones. Tota una amenaza. Costa Rica es como era España hace veinte años, y Nicaragua lo es como hace cincuenta.
Gloria y José Ignacio tienen ya los billetes para volver.
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