Sus propósitos se salían de lo normal, o de lo normal de lo que nos podíamos hacer idea, por la vida precedente que de José Ignacio conocíamos. Siempre había sido muy lanzado ante cualquier novedad, pero su forma de actuar había sido también pausada, premeditada; nunca había dado un paso sin que supiera de antemano que no lo daría en el vacío. Nos invitó a acompañarle en un viaje de descubrimiento, de superación de todos los horizontes que habían limitado hasta entonces la visión del Gúlmont. A muchos de entre nosotros les entusiasmó la idea. Yo le escuché pensando en que no se dirigía a mí, porque entonces me vi a mí mismo rebasado por un tiempo que había arrollado y desmenuzado todo aquello que habíamos vivido en los años del Gúlmont. Pero en José Ignacio, el Gúlmont estaba vivo como en sus inicios. Seguía siendo él el Gúlmont, y lo que se proponía hacer era algo naturalmente sencillo: Vivir todo lo que no había podido hacer hasta entonces porque, contrariamente a algunos de nosotros, él empezaba a encontrarse libre de ataduras y libre del tiempo.
Nos anunció que nos iría dando pormenores de lo que iniciara y fuera desarrollando. Y así lo hizo.
Desde Noviembre de 2007, sus crónicas viajeras empezaron a ser habituales. Desde entonces nos ha mandado muchos capítulos que no se pueden sintetizar, con aspectos muy importantes de las vivencias llevadas a cabo junto a Gloria, su compañera de viaje.
Me pareció necesario hacer un blog del Gúlmont dedicado a las comunicaciones que desde entonces sigue mandando, de modo que me he decidido a ponerlo en marcha y empezar por el principio.
Antes de lanzarlo a los cuatro vientos, he esperado el beneplácito de José Ignacio, a fin de poderle imprimir el NIHIL OBSTAT al blog. Y finalmente, con fecha 28 de julio de 2009, el autor de las memorias de sus días me confirma que "creo que puedes poner todas mis "Crónicas Centroamericanas" sin censura. Asi resultarán mas auténticas".
Así es que, ahí van, tal cual:
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